La poda de frutales difiere en gran medida del resto de podas que desarrollaremos en el jardín. El objetivo reside en obtener frutos de calidad, por lo que se trata de una poda necesaria para evitar que haya muchos frutos pequeños de poca calidad, pero si podamos excesivamente la producción de fruta puede ser nula. Por ello, hay que buscar el equilibrio entre crecimiento y fructificación. La poda y guía de frutales se debe realizar desde el momento de la plantación. Formar frutales cuando ya son grandes es un gran esfuerzo y requiere tiempo y herramientas, mientras que un frutal joven se puede podar y guiar adecuadamente en un momento con unas tijeras de una mano.
Debemos fomentar una estructura abierta de ramas que desarrollen a lo ancho, y quitar todas las ramas verticales o chupones, cuya única función es la de quitar vigor al árbol y, por tanto, a los frutos. La posición de una improductiva rama vertical puede cambiarse guiándola a una posición más horizontal, lo que reducirá su ritmo de crecimiento y fomentará la formación de yemas de flor y frutos.